miércoles, 6 de enero de 2010

AVATAR, PERO EL DE TEÓFILO GAUTIER


Siempre queda una rara sensación de soledad cuando observamos que nuestro mundo, sus referencias y recuerdos, queda enterrado literalmente por uno nuevo al que ya no pertenecemos. El éxito imparable de la película Avatar, prodigio técnico para un guión mediocre y predecible, me lo ha vuelto a recordar. TEXTO DE FRANCISCO GARCÍA JURADO

Cuando tenía catorce, tomé de la biblioteca de mi abuelo, Antonio Jurado López, un librito antiguo que había escrito Teófilo Gautier con el peculiar título de “Avatar”. Allí supe que un avatar, palabra no siempre utilizada correctamente en nuestra lengua, provenía de la antigua lengua sánscrita, a través del francés, para referirse a la encarnación de un dios o deidad. No recuerdo ya muy bien los términos en que fue escrita la novela de Gautier, pero sí me parece recordar que estaba escrita en primera persona. Todo es cuestión de comprobarlo, pues el libro está ahora en mi biblioteca. Esta ha sido mi mejor herencia. Para mí, por tanto, “avatar” es el recuerdo de adolescencia, la casa y la culta conversación con mi abuelo, y un cierto aroma dulce que tenían (y siguen teniendo, aunque menos) sus libros. “Avatar” era Gautier, y el gusto por tener una cultura literaria no desconectada de cierto sabor cosmopolita, a la manera de aquellos lectores y viajeros del siglo XIX. Pero esta sensación se vuelve ahora invisible, salvo para mí, ante los millones de personas que relacionarán la palabra con una película multimillonaria. Tuve hace una semana ocasión de asistir a un visionado de la película. No cabe duda de que es un prodigio técnico, pero absolutamente descompensado con un argumento simplista, de un ecologismo tan rancio que lo desacredita (ese ecologismo que fue naciendo al calor de las ideas románticas). Lo que más me gustó de la película fueron las muchas referencias a otras películas, como “Gorilas en la niebla”, “Apocalipsis now”, y un sinfín de títulos bien reconocibles. No quiero decir que la película sea mala, pero esa descompensación entre la técnica y las ideas argumentales es un claro síntoma de nuestro tiempo. En todo caso, pienso en lo poco que vale mi individualidad y mis recuerdos antes los millones de personas que nunca supieron de Gautier ni tampoco sabrán de él. Un libro viejo tiene muy poco que hacer ante las multinacionales. Pero ese es mi mundo y yo moriré orgullosamente en él.

FRANCISCO GARCÍA JURADO
H.L.G.E.

3 comentarios:

José María JURADO dijo...

Estamos muy de acuerdo, felices Reyes Magos, ¿os han traído ricas lecturas?

http://lacolumnatoscana.blogspot.com/2010/01/una-siesta-en-3d.html

(aunque mi otro avatar lo ve distinto)

http://blog.coitaoc.org/2010/01/05/avatar/

Francisco García Jurado dijo...

Sí que estamos de acuerdo, ya lo veo. Lecturas no faltan, buenas y varias. Sólo falta ahora el tiempo para resarcirse con ellas.

Francisco García Jurado dijo...

Sí que estamos de acuerdo, ya lo veo. Lecturas no faltan, buenas y varias. Sólo falta ahora el tiempo para resarcirse con ellas.