viernes, 8 de mayo de 2009

LATINOS Y GRIEGOS, COMPAÑEROS DE VIAJE DE JOAN PERUCHO. CUARTA PARTE Y FINAL


Terminanos hoy la entrega que iniciamos haceu nos días en homenaje a Joan Perucho. Siempre le recordaremos como gran escritor y ser humano. Interrumpimos cuando Perucho hablaba de sus fuentes indirectas a la hora de llegar a los clásicos. Volvemos a su palabra:


De todas formas, la Peregrinatio Aetheriae ad loca sanctafue una de mis primeras lecturas, me impresionó aquella dama, al parecer una monja, que llegaba a las ciudades rodeada de un séquito y salían a recibirla, debía ser muy importante. Pero para mí no era realmente una monja, por eso llegaba a tener amores con el caballero Kosmas en mi obra. Su personaje y la tradición de su obra me llevaron a encerrarla en un códice de Braulio de Zaragoza. Leía también las Etimologías de Isidoro de Sevilla, me interesan todos los temas porque concibo el mundo como un todo.

Pero nadie embieza por el mundo antiguo directamente, se llega a través de otras influencias. Por otra parte hay autores universales, su tradición y su impacto son universales. La Eneida es universal y su influjo se nota en la literatura, aunque no todos los escritores la hayan leído entera. A cada uno le influye la literatura anterior de una manera distinta: por ejemplo, yo compuse un poema después de haber leído a Propercio porque me inspiró su poesía.

(Perucho se levanta nuevamente del asiento, como ha hecho repetidamente para buscar libros, y coge un tomo de sus Obras completas. Comienza a leer en voz alta el poema, con voz y con alma de poeta, tocado de esa cualidad que los dioses -como él mismo nos ha comentado antes- otorgan a los poetas, mediante la cual sienten una inspiración y escriben unos versos que escapan a su propio control, pero que tienen la virtud de llegar los lectores, a veces, incluso, de cambiar las vidas de éstos. Un momento único y especial).


L'ombra de Properci


Duis l'anell calcinat en el dit,

fragments de terra sobre el rostre

moradenc, i estripada la seda que vestíes

quan he sentit tot el pes del teu flanc

ajaçant-se al costat, just arran del meu somni.

Has intentat parlar vanament, i els teus ulls

reflectiren els dies que, estimàrem

les coses i parules, els joiosos encontres.

Ha sorgit, doncs la casa del Prat i el camí

devora el rierol de les aigües gelades

i la cambra on miríre sota l'ombra daurada.

Un vent ha glaçat el meu cor. Res no torna.

Escruto la nocturna veu del teu silenci.

I veig com surt, sense obrir ni tancar

les portes i sinestres i travesses la tanca.


Isabel Veláquez Soriano y Francisco García Juardo

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